martes, 29 de junio de 2010

Poder, mercado y tecnología del parentesco contemporáneo

Universidad de El Salvador
Facultad de Ciencias y Humanidades
Licenciatura en Antropología Sociocultural
Antropología del Parentesco
Msc. Susana Salazar
Estanislao Enrique López. tanisbun@yahoo.es; estanislao.tanisbun@gmail.com


Eugenia Olavarría, trae a colación la reflexión de uno de los aspectos del parentesco contemporáneo, a saber: la deslocalización. Siendo ello, una de las interrogaciones medulares en su artículo, consistente en reflexionar si las ideas clásicas sobre parentesco es pertinente en un contexto de deslocalización de las relaciones sociales. Esta deslocalización, hace referencia a otra clase de factores inmersos en las relaciones sociales, tales como: la ciencia, la tecnología, el mercado y el poder (entendido como control de los sexos) que conllevan a un objetivo primordial en la visión de parentesco: la reproducción humana como institución basado en el principio biológico. El objeto de María Eugenia Olavarría consiste en hacer una crítica a estas tendencias con el valor de analizar el parentesco contemporáneo como un tipo de recomposición social que no se aleja mucho de sus valores clásicos.
Para penetrar en las ideas de Olavarría, considero fundamental partir de la concepción que hace Godelier en su “concepto de traducción del orden social por el cuerpo, proceso que tiene que ver con lo que él llama la doble metamorfosis” (2008: 236). Porque, esta doble metamorfosis debe entenderse como: la traducción de lo político o económico en parental y de lo parental en diferencias de estatutos entre los sexos: por lo tanto, las relaciones sociales son diferencias sexuales, en el fondo, esto manifiesta quien tiene el control o quien determina las reglas del juego. Ello entrelaza con la idea de Bourdieu, o sea la conducción de cambios profundos donde el parentesco bajo estos parámetros busca socializar lo biológico y lo biológico funge como agente importante entre la sociedad. En otras palabras manifiesta que existe un orden jerárquico en las relaciones de los sexos y que el intercambio de mujeres tiene una connotación de mercado.
Para Bourdieu, “el parentesco configura una autentica economía política de la reproducción, para el que las mujeres, sujetas al aparato médico y jurídico, se convierten en agentes pasivos de la reproducción, tal como ocurre en nuestra sociedad respecto del aborto y el uso de la reproducción asistida” (Olavarría, 2008: 237).
Ahora bien, respecto al uso de nuevas técnicas de reproducción, no representa una mejor condición para las mujeres en cuanto a la posibilidad de tener autonomía reproductiva. Estas nuevas técnicas se entienden como la incidencia jurídica sobre las decisiones reflexionadas en cada cultura con lo que respecta al cuerpo de las mujeres. Detrás de cualquier valoración que se pueda tener sobre el avance tecnológico en relación a los sexos no es pues, “dejar bien claro quién o quiénes controlan los cuerpos de las mujeres, ya que sobre ellos se monta la institución social que denota la materia prima a todas las demás; la que se encarga de la reproducción humana, esto es, el parentesco” (Olavarría, 2008: 239). Lo que demuestra en muchos contextos socioculturales, está presente la constante manipulación que hay sobre el cuerpo.
Entonces, lo que se trata con este tipo de tecnología es poner remedio a la infertilidad de la paternalidad de unos mediante la fertilidad de otros. Esto conduce a una emergente circulación de niños, esto ha llevado a un proceso por un tipo de mercado global asimétrico, donde el fenómeno de la adopción se introduce como un nuevo tipo de parentesco que lo pone al mismo nivel de las relaciones de consanguinidad, filiación y la alianza. Por tanto, la idea de adopción ha llegado a tener un nuevo repunte en el parentesco y sobre todo la adopción deja de ser local y se vuelve internacional confirmando preceptos básicos de la antropología en dos tipos de sociedades: “las que conciben la adopción como separación de lazos, frente a aquellas que la perciben como la acumulación de los mismos” (Olavarría, 2008: 241).
Por lo que, existen en la sociedad contemporánea otros actores importante que van mucho más allá de la adopción internacional y de la medicina reproductiva en las familias, todavía en discusión, homoparentales y monoparentales. Los primeros hacen referencia a un tipo de relaciones del mismo sexo que consideran derechos de adopción y los segundos se refieren a relaciones con un sólo reconocimiento parental del niño, que puede ser de la madre o el padre. Estos grupos sobresalientes, en esencia llevaban a discusión el concepto de familia y todos los derechos que conlleva, entre ellos la posibilidad de tener o adoptar a un niño o a una niña.
Por último, uno de los importantes debates que provocó este tipo de relación fue sobre las preguntas constantes si existía el parentesco disociado de la sexualidad, esto quiere decir, un re-orientamiento a los preceptos clásicos de la antropología. Pues siguiendo con los postulados de Leach, definió al matrimonio como un conjunto de derechos. Siendo coherentes con él, “las uniones a que hemos hecho alusión caben perfectamente en su definición de matrimonio y por ende, de familia. Si se toma en cuenta esta postura, lo que corresponde a los etnólogos como tarea es elaborar, mediante la etnografía, el inventario de usos para matrimonio y familia. En este sentido los antropólogos no pueden actuar como peritos decretando cuáles tipos de familia son válidos y cuales no”. (Olavarría, 2008: 242).

Bibliografía
Olavarría, María Eugenia
2008 Poder, mercado y tecnología del parentesco contemporáneo, en Revista de Antropología Experimental. Universidad de Jáen, España.

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